Los Celtas llegaron a Europa como inmigrantes que procedí­an del Este y que se asentaron el siglo IX a.C., extendiéndose sobre todo por la Galia, la Pení­nsula Ibérica, el Norte de Italia, los Balcanes, Asia Menor, Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda.
Los Celtas, en el siglo V a.C., se dedicaron a saquear y conquistar a los pueblos cercanos a ellos; pertenecí­an al mismo grupo tribal y hablaban dialectos similares, eran buenos profesionales y hábiles metalúrgicos, fabricantes de carros y constructores de carreteras, expertos agricultores y ganaderos; también eran buenos guerreros de gran valor y mucha ferocidad en las luchas, hasta el limite de que eran temidos por los romanos.
Nos atreverí­amos a decir que las bases del mundo occidental tienen como origen su cultura.
Las mujeres celtas son las grandes precursoras del feminismo moderno. Fueron muy consideradas en muchos aspectos y eran tan buenas guerreras como los hombres, con los mismos valores en la lucha que ellos, siendo usual que luchasen codo con codo, muy temidas por su valentí­a y fuerza, no se las vencí­a fí­sicamente con facilidad; sin embargo sus mitos, sus creencias, no fueron destruidas por los romanos en la lucha, sino por los cristianos.
Se dice que los celtas no dejaron a penas documentos escritos; y lo cierto es que ya San Patricio quemó personalmente 180 libros irlandeses escritos en celta, lo que fue un ejemplo para que los cristianos destruyesen cualquier escrito druí­dico que encontrasen.
Eran un pueblo muy religioso y con unos preceptos básicos bastante definidos, como por ejemplo:
– Adorar a los dioses.
– No practicar el mal.
– Ser fuertes.
– Creer en la reencarnación.
Así­ mismo utilizaron la brujerí­a o “Wicca” ( tomando fuerza y forma cuando los Druidas fueron obligados a ocultar sus ritos y conocimientos).
Los Druidas y las Sacerdotisas eran los poseedores de los conocimientos que iban desde la sanación, la astronomí­a, los religiosos, etc., y también hací­an las funciones de maestros y jueces; en conjunto eran personas de gran influencia y los lí­deres religiosos de los clanes celtas.
El druida o chaman celta, es el hombre que sale de la prisión familiar, cultural y social y decide vivir en libertad y trata de utilizarla no solo en su propio beneficio, si no para el bien de su pueblo.
Para conseguirlo, tiene que romper con todo lo anteriormente establecido y a través de un estado de consciencia diferente renacer,(simbólicamente, claro), siendo a la vez más flexible tanto con él mismo como con los demás y paradójicamente al mismo tiempo mas duro e intolerante con lo que considera injusto y sobre todo con la poca capacidad de lucha, y de esfuerzo en el sentido de afrontar los problemas y la realidad; y ya desde esa consciencia (la del chamán druida), se vuelve libre en el sentido más amplio de la palabra.
Cuando esto sucede y rompe drásticamente con todo, es cuando su consciencia de la percepción cambia activándose el sistema parasimpático, que solo se produce en estados de profunda relajación o meditación.
Para los druidas celtas su templo para la transformación estaba en la Naturaleza, donde las montañas, los rí­os y los valles se vuelven sagrados; como rito iniciático, el druida se apoya en la simbologí­a de la planta sagrada del muérdago de roble, el cual recogí­an vestidos de blanco en el sexto dí­a de la Luna y que cortaban con algún objeto fundido en oro; a partir de este punto el druida se conecta con los ritmos biológicos vegetales a través del sí­mbolo del muérdago y es entonces, cuando el druida percibe los universos paralelos y se aparta del mundo actual, manipulando las fuerzas de “ese otro lado” para influir y tratar de cambiar lo que sucede en este.
Se relaja profundamente mientras pasa el umbral de los mundos utilizando como ví­a de acceso un estado de trance similar al estado de sueño, pero donde es capaz de manipular a propia voluntad y de moverse con total libertad, actuando según su criterio. Después, dejaba el bosque y volví­a con su pueblo, donde utilizará sus conocimientos para ayudarlos.
Todos los pueblos antiguos, sus chamanes y sobre todo los druidas celtas tení­an su alfabeto; el alfabeto Ogham de los celtas era sobre todo de tipo religioso donde cada letra representa un gran número de pensamientos e ideas, muy similar a lo que hoy conocemos como las runas y los mensajes que nos transmiten cuando las utilizamos, es en realidad, un lenguaje secreto de signos, que tení­a múltiples funciones, hasta el punto que fue prohibido por sus enemigos
Los druidas enseñaban que habí­a tres cosas que podí­an entorpecer la evolución y el progreso en todos los sentidos:
El ego u orgullo,
Las mentiras y
La crueldad innecesaria.
Los celtas eran un pueblo lleno de energí­a y de amor por la vida. Mentalmente muy fuertes, en unión y en armoní­a con las fuerzas de la Naturaleza.
Sus dibujos eran simbólicos con una gran espiritualidad y de un gran sentido mágico, ya que tení­an el convencimiento que esa magia o brujerí­a no era palabrerí­a, sino que formaba parte de una visión integral del mundo.
El “druida, o Chamán” es una persona capaz de ver en el interior de un enfermo; entendiendo que le sucede y uniéndose a la otra persona hasta llegar a ser uno solo (aunque sea solamente segundos), es suficiente para tomar conciencia de sus conflictos tanto psí­quicos como biológicos y que es lo que provoca esa enfermedad y así­ podrá ayudarle en su curación.
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