AEROMANCIA: Arte de adivinar por medio de los fenómenos atmosféricos, se practicaba de diferentes maneras, una forma se reduce a la observación de los meteoros, de los truenos, rayos, etc., otra a la aparición de los espectros que se veí­an o se creí­an ver en el aire, otras de la visión de los aspectos favorables o desfavorables de los planetas.

ALECTROMANCIA: Adivinación por medio de un Gallo, se hací­a un circulo en el suelo, y se dividí­a en casillas, en cada una de las casillas se escribí­a una letra del alfabeto y se colocaba encima de cada casilla un grano de trigo, acabado de hacer esto se poní­a al Gallo en el circulo y se observaba secuencialmente las letras de las casillas que el gallo se iba comiendo, y con esas letras se formaba una palabra, de la que luego se deducí­an los pronósticos. Las variaciones modernas basadas en este principio son el tablero de la ouija, y el vaso boca abajo, la ruleta, en la que se le atribuye un valor numérico a las letras del alfabeto, o cualquier otro elemento circular con el alfabeto que pueda hacerse girar.
ALEUROMANCIA: Adivinación que se practicaba a través de la harina, mézclese cedulillas arrolladas en un montón de harina, removiéndolas 9 veces de una parte a otra: repartan enseguida la masa a los diferentes curiosos y cada uno debe razonar o soñar según la cedulilla que le habí­a tocado en suerte.
ALOMANCIA: data de la época en que la sal era una sustancia preciosa y se ofrecí­a en sacrificio a los dioses paganos. Esto llevó a la práctica de verter sal en un fuego para leer las formas del consiguiente humo. Esto se ha modificado en épocas modernas y ahora se practica vertiendo una cucharada de sal sobre una superficie plana e interpretando después las formas que ha formado al azar.
AMNIOMANCIA: Especie de Adivinación que se hací­a por medio de la membrana con que algunas veces se hallaba envuelta la cabeza del niño al nacer, las matronas predecí­an la futura suerte del recién nacido con la inspección de esta toca, se anuncia feliz destino si es de color plomo.
Los abogados compraban antiguamente a un alto precio estas membranas, porque se decí­a que con ellas tendrí­an sus causas ganadas, en que el éxito estaba asegurado, de donde deriva un proverbio: “Nació vestido”, y se aplica a un hombre que todo le sale bien en la vida.
ANTROPOMANCIA: Adivinación por medio de la inspección de las entrañas humanas, está horrible practica era ya conocida mucho tiempo antes de Homero, refiere Herodoto, que detenido Menelao por vientos contrarios en Egipto sacrifico a su bárbara curiosidad, dos niños del paí­s y buscó en sus palpitantes entrañas la aclaración de su destino.
APATOMANCIA: Se llamaba así­ a la adivinación obtenida de las cosas que se presentan de improviso, como los presagios que se sacaban del encuentro fortuito de una liebre, un águila, etc., …, hablando GASENDI de TICO – Brahe, dice que este insigne astrónomo si al salir de casa tropezaba con una vieja, lo tení­a en mal presagio y regularmente desistí­a de continuar con la empresa que tenia en proyecto, el historiador de LUIS XI de Francia refiere que el conde de ARMAGNAC, tení­a por un infortunio el encuentro con cualquier Inglés.
ARITMOMANCIA: Adivinación por medio de los números, se distinguen dos formas:
La primera: Estaba en uso entre los griegos, los cuales consideraban el letra PI como un número, es decir daban valor a las letras de que estaban compuestos los nombres, por ejemplo:
De dos combatientes, se aseguraban que aquel cuyo nombre contaba mayor numero de letras y de más valor tendrá la victoria, por esta razón decí­an que Héctor, debí­a ser vencido por Aquiles,
La segunda: Otra suerte de adivinación era conocida por los Caldeos, los cuales dividí­an su alfabeto en tres décadas, compuesta cada una de 7 palabras, las que atribuí­an los 7 planetas, para sacar los presagios, los Platónicos y los Pitagóricos, eran muy dados a esta forma adivinación.
ARMOMANCIA: Adivinación practicada por la inspección de la espalda, se dice aun hoy dí­a que un hombre de anchas espaldas es mas apto para los combates de amor que uno de pecho estrecho.
ARFITOMANCIA: Adivinación por medio del pan de cebada, consistí­a en hacer comer a la persona, de quien se querí­a sacar una confesión, un pedazo de pan o torta hecha de harina de cebada, sobre ellas, se habí­an hecho ciertos rituales, si el que la comí­a la digerí­a sin trabajo manifiesto era considerado inocente, y si sucedí­a lo contrario, era culpable.
ASTRAGALOMANCIA: Esta forma de adivinación se deriva de la vieja práctica de tirar huesos, es espacial de carnero, y ha dado lugar al actual dominó. El principio básico es que sólo se leen los huesos que caen en una zona previamente marcada.
ASTROMANCIA: Este sistema fue el precursor de la Astronomí­a. Consistí­a en observar los astros a modo de anticiparse a los acontecimientos
AUGURIO: es el arte de adivinación que utiliza toda forma de profecí­a.
AUSTROMANCIA: se trata de otra variedad de aeromancia, concretamente relacionada con el comportamiento de los vientos.
AXINOMANCIA: Adivinación por medio del hacha de un leñador, con la cual algunos adivinos predijeron la ruina del templo de Jerusalén, como se ve en el salmo 73, por ello damos a conocer los medios empleados abiertamente en la antigí¼edad y practicados aun en el dí­a, en algunos pueblos del norte:
1.- Cuando se quiere descubrir un tesoro es necesario conseguir un ágata redonda, hay que caldear al fuego, el hierro del hacha y colocando el corte muy perpendicular en el aire, se pone encima de el la ágata, si se sostiene no existe tesoro.
Si se cae y rueda con rapidez vuelva a colocarlo tres veces, y si todas ellas ruedan al mismo lugar, es señal de que allí­ hay un tesoro, pero si toma un camino diferente, no.
2.- Cuando se desea descubrir a unos ladrones, se coloca el hacha en tierra poniendo debajo el hierro y el cabo del mango perpendicular en el aire, báilese a su alrededor hasta que el mango se mueva y el hacha caiga y entonces el cabo del mango indicará la dirección que hay que tomar para ir en busca de los ladrones.
Algunos dicen que para esto es necesario que el hierro del hacha este fijo en un bote redondo lo que es muy absurdo como afirma DELANCHE, ¿porque?, ¿que medio hay para fijar el hacha en un bote redondo, sin rascar ni romper el bote?
BELOMANCIA: Adivinación por medio de las flechas, los que recurrí­an a este método, cogí­an muchas flechas sobre las que escribí­an frases relativas a sus proyecto, se mezclaban las favorables con las que no lo eran, después se sacaba una y la que salí­a era mirada como el órgano de la voluntad de los dioses a quienes se preguntaban.
Se llegaba a preguntar y a contestar 1000 veces al dí­a sobre las mas frí­volas preguntas de los indiscretos mortales, principalmente antes de las expediciones militares era cuando se hacia mas uso de la BELOMANCIA.
Los caldeos tení­an mucha fe sobre esta adivinación, los árabes adivinaban por medio de tres flechas que encerraban en un saco, en una escribí­an “matadme señor”, en otra “guardadme” y en la tercera “nada”, la primera flecha que sale del saco determina la resolución sobre la cual se deliberaba.
BIBLIOMANCIA: consiste en permitir que un libro caiga abierto y leer las primeras palabras o la frase que sus ojos enfoquen. Aunque en el pasado se utilizaban libros sagrados, como la Biblia, lo ideal hoy en dí­a es practicar con cualquier libro con el que se sienta una especial afinidad. Es muy corriente la utilización de los clásicos para este propósito.
BOTANOMANCIA: Adivinación por medio de hojas o ramas de verbenas o brezo, sobre la que los antiguos grababan los nombres y preguntas de los consultantes, cuando hacia un fuerte viento por la noche, iban a ver muy de mañana la disposición de las hojas caí­das y las adivinas procedí­an por aquel medio lo que el pueblo deseaba saber
CAFEMANCIA: Adivinación por medio del los posos del café. Para esta técnica, se aprovecha el café que ha quedado en el filtro y se calienta nuevamente. Un instante antes de que el mismo hierva, se retira del fuego.
Se deposita una pequeña cantidad en un plato blanco, se revuelve y se quita el exceso de agua. Se deja secar y con detenimiento se descubrirán las diferentes figuras extrañas que en realidad representan formas conocidas
CAPNOMANCIA: esta adivinación se practica contemplando el humo que desprende un fuego o una hoguera. Los presagios son buenos cuando el humo asciende en vertical. Si se queda abajo significa que tal vez se estén fraguando dificultades.
CARTOMANCIA: Arte de predecir el futuro por medio de las cartas.
CARTOPEDIA: se basa en el estudio de la planta de los pies. Los terapeutas alternativos desarrollaron este principio en forma de diagnóstico y curación de enfermedades por medio de la estimulación de zonas concretas de la planta del pie (reflexoterapia).
CATOPTROMANCIA/CATAXTROMANCIA: es una forma de cristalomancia que consiste en captar los rayos de la luna en un espejo o que se suspende bajo el agua para leer los reflejos. Los espejos mágicos se hicieron muy famosos en la Edad Media.
CEROMANCIA: Adivinación por medio de las gotas ceras que se derretí­an y las hací­an caer en un baso de agua para sacar presagios según, las figuras que se formaran.
Los turcos procuraban descubrir los crí­menes y los robos por este método, hací­an derretir a fuego lento un pedazo de cera murmurando algunas palabras, lo quitaban después del brasero y hallaban las figuras que indicaban quien era el ladrón, donde estaba su casa o su guarida.
En la Alsacia en el siglo XV, aun hoy dí­a cuando hay un enfermo y las buenas mujeres quieren averiguar que santo les envió la enfermedad, toman tantos cirios de igual peso cuantos santos sospechan y aquel cuyo cirio se consumió el primero es tenido por el autor del mal.
CICLOMANCIA: como su nombre indica, este método de adivinación se basa en un objeto giratorio que pueda seleccionar una respuesta escrita a la pregunta. Variantes de esta forma de augurio suelen verse en la rueda de la fortuna de las ferias o en el tí­pico juego de girar una botella.
CLARIVIDENCIA: la facultad de ver mental o psí­quicamente lo que no se percibe con la vista.
CLEDOMISMANCIA: Especie de adivinación deducida de ciertas palabras que proferidas y oí­das en determinadas ocasiones eran tenidas por mal o buen augurio, estas palabras son:
OTTAJ, KLEDONEF, DKEDEO, OPHEMAI, DPHAMAI, esta especie de adivinación estaba particularmente en uso en SMIRNAI su invención se atribuí­a a Ceres.
Las palabras mal sonantes son:
KAKAI, OTTAI, MOLAE, VOFE, ODISPHEMEIN, y el que las proferí­a era reputada, BLASPHEMEIN, esta especie de términos o palabras dichas con escrupuloso cuidado, lo eran, especialmente en la celebración de los misterios de Cicerón
Se dice que los Pitagóricos solí­an prestar una seria y minuciosa atención a las palabras que proferí­an los hombres, igualmente que a la de los dioses.
Los romanos extremadamente supersticiosos tomaban por buen o mal augurio las palabras que se pronunciaban casualmente en un convite u otra reunión por ejemplo, las de victoria o felicidad, incendio, muerte, etc.,..
CLEDOMANCIA: Adivinación por medio de las llaves del rí­o y de la ancora, se dicen que se emplean para descubrir el autor de un robo o de un asesinato.
Se enroscabas alrededor de una llave, un billete que contení­a el nombre de la persona sospechosa, y se colocaba esta en una Biblia que una joven virgen tení­a en la mano, el adivino murmuraba en voz baja el nombre de las personas sospechosas y veí­as que el papel se desenroscaba y se moví­a sensiblemente.
Se adivinaba también de otro forma:
Se pega fuerte una llave en la primera hoja del evangelio de san Juan: “In Principio Erat Verbun”, se cierra el libro y se ata fuertemente con una cuerda, de modo que el anillo de la llave sobresalga hacia afuera, la persona que quiere por este medio descubrir algún secreto pone el dedo en el anillo y pronuncia en voz baja el nombre del que se sospecha, si este es inocente la llave permanecerá inmóvil, pero si es culpable rueda con tal violencia que rompe la cuerda que ata el libro.
Los cosacos y los rusos empleaban frecuentemente esta adivinación sobre todo para descubrir tesoros y estaban convencidos que donde los habí­a, las llave daba una vuelta.
CLEROMANCIA: Es el arte de predecir lo futuro echando la suerte con dados, huesecillos, habas blancas y negras.
Se poní­an en un vaso y se agitaba y después de haber rogado a los dioses se echaban sobre una mesa para predecí­as el futuro, según la disposición de los objetos.
Habí­a en BURA ciudad de la ACALLA un oráculo de Hércules que se interpretaba sobre un tablero con 4 dados, el peregrino después de haber orado los arrojaba, y el sacerdote observaba los puntos que habí­an salido y de ellos sacaba las predicciones de los futuros sucesos.
Era necesario que los dados estuviesen hechos de huesos de animales sacrificados, comúnmente se escribí­a sobre los huesecillos o sobre pequeñas tablillas, estas se metí­an en una urna y enseguida se hací­a sacar una por el primer muchacho que encontraban, si la inscripción que salí­a en la suerte tenia alguna conexión con lo que se querí­a saber era cierta la profecí­a.
COSQUINOMANCIA: Especie de adivinación por medio de una criba, de un cedazo, o de un tamiz, colocabas la criba sobre unas tenazas que se cogí­an con dos dedos, empezaban a nombrar a las personas sospechosas de robo u otro delito oculto, era culpable aquélla, que al decir su nombre la criba empezaba a temblar o se volteaba, si en lugar de una criba se pone un tamiz sobre un plato, nómbrese del mismo modo a las personas sospechosas y el tamiz rodará hacia el nombre del ladrón.
CRISTOLAMANCIA: arte de mirar el interior de un cristal, ya sea pulido o natural, tratando de ver el futuro. Se trata de una variante del divisamiento, un método de adivinación que consiste en mirar fijamente una superficie clara o reflectante hasta que empiezan a formarse imágenes, ya sea dentro del objeto mismo o dentro de la mente del practicante.
En la antigua Mesopotamia, los adivinos vertí­an aceite en cuencos con agua e interpretaban las formas que aparecí­an en la superficie. El profeta bí­blico José llevaba siempre encima una copa de plata que usaba para beber y para divisar el futuro. Los antiguos egipcios, árabes y persas miraban en cuencos llenos de tinta, mientras que los griegos observaban espejos relucientes y metales bruñidos con la esperanza de percibir visiones iluminadoras. Los romanos fueron los primeros cristalománticos auténticos, pues preferí­an escudriñar el interior de cristales de cuarzo o berilo pulidos.
El cristalomántico ideal tení­a que ser una persona pura, tanto en lo espiritual como en lo fí­sico, y debí­an prepararse para cada sesión rezando y haciendo ayudo durante unos dí­as. Solí­a usarse una habitación especial, de ambiente solemne y ceremonial. Con esta preparación y esta atención por el mí­nimo detalle se trataba de ayudar al vidente a conseguir un estado de trance mientras contemplaba el cristal, facilitando así­ que aparecieran imágenes en su mente.
En algunas culturas se pensaba que los niños resultaban los mejores videntes, pues eran espiritualmente puros y más abiertos a la imaginación que los adultos. Esta teorí­a era ampliamente aceptada en la Europa renacentista, donde era posible contratar a un niño o niña para que predijera el futuro mediante un ritual de consulta del cristal.
La bola de cristal más famosa del Renacimiento perteneció a John Dee, un matemático, astrónomo, alquimista y erudito inglés muy respetado, que fue contratado para calcular la hora astrológicamente más adecuada para la coronación de la reina Isabel I, en 1588. Actualmente la bola de cristal de Dee está guardada en el Museo Británico de Londres, Inglaterra
CRISOMANCIA: Adivinación por las carnes y tortillas, eran la parte de las tortas que se ofrecí­an en sacrificios, la harina y la cebada se esparcí­an sobre las victimas para poder sacar presagios.
CRONIOMANCIA: Adivinación por medio de las cebollas, se practicaba en la noche de Navidad, se poní­an algunas cebollas sobre el altar, y se escribí­a encima el nombre de la persona o personas de las que se querí­an tener noticias.
La cebolla que brotaba primero anunciaba que el sujeto cuyo nombre tenia, gozaba de perfecta salud.
Esta adivinación se utilizo en Alemania, entre las jóvenes que deseaban saber a quien iban a tener por marido.

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