PAN Habí­a una vez tres viajeros que se encontraron en una larga y agotadora caminata a través del desierto. Decidieron compartir sus recursos para hacer el viaje más llevadero pero, después de muchos dí­as de continuar su marcha, se dieron cuenta de que apenas les quedaba un trozo de pan y un trago de agua en el recipiente de cuero.

Comenzaron a discutir acerca de quién se quedarí­a con todo el alimento pero no pudieron llegar a un acuerdo. Como ya anochecí­a, uno de ellos sugirió finalmente que deberí­an dormir. Cuando despertaran, aquél que hubiese tenido el sueño más notable decidirí­a qué hacer.

A la mañana siguiente, los tres se levantaron con los primeros rayos del sol.

— En mi sueño — dijo el primero —, fui llevado a lugares maravillosos, de una increí­ble serenidad. Entonces me encontré con un hombre sabio que me dijo: “Tú mereces el alimento porque tu vida pasada y futura es meritoria y digna de respeto.”

— ¡Qué extraño! — exclamó el segundo —. Porque en mi sueño vi toda mi vida futura. Y en mi futuro apareció un hombre de gran conocimiento que me dijo: “Tú mereces el pan y el agua más que tus amigos, ya que eres erudito y paciente.

Debes alimentarte bien porque estás destinado a realizar grandes hazañas”.

El tercer viajero dijo:

—En mi sueño no vi, ni oí­, ni dije nada. Sentí­ una apremiante y misteriosa presencia que me forzó a levantarme, a buscar el pan y el agua, y a ingerirlos en ese mismo momento. Y eso es lo que hice.

Cuento de la tradición sufí­

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