EL PODER DEL NíšMERO 13

Mucho se le teme al número 13, al grado de considerarlo de mala suerte o peor aún, de incluso huir cuando aparece. A decir verdad no es un número fácil, incluso podrí­a decir que es un número muy complejo al que se le tiene que aprender a manejar para que no se vuelva una energí­a negativa, trataré de explicar por qué…
Este número está compuesto por el número que representa a Dios: el número 1; este último es energí­a creadora por excelencia, independiente, impulsivo, es el número del inicio y del fin (1-2-3-4-5-6-7-8-9-10). Es la energí­a, masculina o positiva, que tienen los lí­deres, así­ que el 1 es un número poderoso: el poder de hacer lo que se piensa.
El segundo número que compone el 13 es el 3: el número de los resultados, que si bien es originado por la energí­a masculina del 1 más la energí­a negativa del 2, como número autónomo es energí­a masculina; es el número de lo creado que regenera la creación, de gran luz y fuerza expansiva.
Ahora estamos viendo dónde radica el poder del número 13, tiene gran fuerza, demasiado í­mpetu, comparémoslo con dos leones que luchan por ser los lí­deres de la manada… es ahí­ donde empiezan las dificultades con este número: no hay nada que los contenga: qué ocurrirí­a si Dios Padre (número 1) entablara una lucha a muerte con Dios Hijo (número 3), ninguno ganarí­a, pero los dos saldrí­an severamente dañados. Este número entonces es el número de los grandes conflictos internos, ya que están encerrados dentro del número de la estabilidad, el 4 (1+3). En su relación con este último número, podemos encontrar la majestuosidad de la Matemática Sagrada o Numerologí­a: la gran energí­a formada por dos números poderosos, el 1 y el 3, requiere del orden, la disciplina y la fuerza contenedora del 4; si no se recurre a ella el 13 se vuelve un número autodestructivo: el padre y el hijo jamás se matarán, pero se matarán…
Así­ asimilando las caracterí­sticas del número 4, el 13 aprenderá a conducir todo su poder a favor, no en contra, será una lucha victoriosa, no autodestructiva.
En el tarot, el 13 es el número de la Innombrable, la muerte. Así­ que es un número destructivo, pero que destruye con el fin de regenerarse, el Ave Fénix es el mejor ejemplo: muere para resurgir de entre las cenizas. Por ello quien tenga este número dentro de su carta numerológica tenderá a ser autodestructivo, la mayorí­a de los suicidas han tenido este número en su esencia numérica. También pasarán pruebas muy duras, de gran destrucción emocional, de hecho buscan dicha destrucción, principalmente es inconsciente, y jamás serán felices si no aprenden a hacer cambios positivos y radicales en su vida espiritual; el problema es su profunda necedad, su gran aferramiento a las estructuras que los han ido rigiendo. Las personas o cosas regidas por la energí­a del número 13, deben aprender a escuchar a los demás, a hacer lo que hacen buscando el bien ajeno; la paciencia, humildad y sabidurí­a; el orden, la disciplina, la contención de la energí­a destructiva. Todo ello hará que el 13 no pase por pruebas difí­ciles, sobre todo relacionadas con las pérdidas.

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