“En un cine (generalmente francés, aunque en ocasiones es de Madrid) se fue a sentar una persona, cuando notó un pinchazo. Como no pudo sacar lo que le pinchó, esperó a que acabase la película. Al dar las luces consiguió sacar una jeringuilla que estaba bien metida bajo el asiento con la aguja hacia fuera (aguja que ya había quitado antes), dentro había una nota que decía: “Esta jeringa está infectada con el VIH”. Tras llamar a la policía y llevar a analizar dicha jeringuilla resultó ser cierto, estaba contaminada, y probablemente, cuando le den los resultados de su análisis personal, él también tendrá el SIDA. Así pues, tenga cuidado al sentarse, sobre todo a oscuras.”
Al hilo del SIDA, corre otra leyenda que toma varias formas, la más extendida, es la de la chica (o chico) despampanante que en un momento de aparente necesidad afectiva, se acuesta con alguien no solo del montón, sino incluso muy poco agraciado. La sorpresa viene cuando a la mañana siguiente ve una nota que le dice: <Bienvenido al club del SIDA>. En otros casos, suele ser una chica alegre que cumple determinados años y cinco o diez años después, cuenta su historia de que por un desliz, ahora tiene SIDA y te aconseja que seas casto. Para todos los gustos.