Glorioso Príncipe de los Apóstoles a quien nuestro Señor Jesucristo concedió la inmensa prerrogativa de comunicarle primero su voz, después de su resurrección gloriosa. Prerrogativa que había merecido vuestra penitencia por la debilidad que tuviste negando a nuestro gran maestro tres veces.
Os suplicamos nos concedáis la gracia que el Señor se digne hacernos, ya por los movimientos interiores de nuestra conciencia a pesar de nuestros pecados y de no haber hecho cual vos, penitencia y llorando amargamente nuestras culpas, concedednos glorioso San Pedro esta gracia para que purificándose en nuestras almas por medio de un verdadero dolor y arrepentimiento de haberte ofendido.
Solo pedimos merecer por vuestra intervención la eterna bienaventuranza. Amen.
Se rezan tres Padres Nuestros y tres Ave Maria al glorioso San Pedro Apóstol.